‘Estamos fabricando nuestras propias mascarillas’ así resume Ester Casas, directora del servicio vivienda de Alenta, la situación de desabastecimiento de equipos de protección en la Comunidad de Madrid. En Alenta conviven treinta y siete chicos con diversidad funcional, de los que ahora, tras el estado de alarma, solo residen seis, el resto pasa el confinamiento con sus familias.

El centro sigue funcionando, aunque sus rutinas han cambiado. Han dejado su tarea habitual en ‘Qué Locura’, una marca fundada por ellos en la que fabrican delantales, cojines, lámparas…con material reciclado, para reinventarse y observar qué facetas pueden desarrollar durante el ‘encierro’. ‘Aquí se sienten seguros y en calma, continúa Casas. Después de unos días de miedo y de incertidumbre han asimilado la situación y el ambiente es de tranquilidad’.

Se comunican por vídeo conferencia

 

 

Para que el impacto sea mínimo, los terapeutas del centro se están centrando en atender tres aspectos: emocional, físico y social. En el plano social mantienen la comunicación con el exterior por vídeo conferencia, charlan con sus amigos y familiares, intercambian fotos, utilizan el wasap. Algunos tienen pareja y en estos días solo se pueden ver virtualmente.

‘Tenemos la suerte de que este centro es muy grande y eso nos facilita la convivencia podemos pasear por la naturaleza para soltar tensión, prosigue Ester Casas, correr, saltar al aire libre y eso facilita la calidad de vida’

En el plano emocional, muchas conversaciones en las que los chicos sacan sus dudas y sus miedos. Lejos de lo que cabría esperar por un exceso de protección, ven a diario las noticias y debaten sobre lo que está ocurriendo. Después cada uno se pone con lo que más le gusta; pintar, leer, ver películas y así desarrollan más profundamente otras facetas de su creatividad.

‘Los profesores estamos viviendo una dualidad’

‘Nosotros, los profesores, estamos viviendo una dualidad, sabemos que nuestro trabajo es acompañarlos, pero también estamos atendiendo nuestra vida personal; hijos, padres y, a veces, sentimos la presión de nuestras familias que quieren que nos quedemos en casa. Ahora mi labor, nos cuenta Casas, es anticiparme a lo que puede pasar en Alenta.

‘Estamos fabricándonos materiales de protección con bolsas de basura, gorros de baño, en fin aguzando el ingenio, porque aunque estamos en contacto diario con la Comunidad de Madrid, no llegan equipos. Antes del confinamiento hubo varias bajas entre los chicos y también entre los profes, afortunadamente todos están bien’.

Una de las ventajas de este servicio vivienda es que cuenta con un equipo muy cohesionado. ‘Ahora, estamos más lejos, pero estamos más cerca y como siempre intentamos surfear la ola’, concluye Ester Casas.

https://www.alenta.org/